Nocturno


Estás en mí, esta noche, sin posible retorno,
sin un solo recurso que me libre de ti.

Te siento en mi cintura, te siento en mi garganta, donde tiembla tu voz.

Me siguen en la noche tus ojos insondables,
ese infinito océano abismal.

Me envuelve tu silencio, tu  ternura,
tus largos aislamientos, tu tristeza tenaz.

Me salpica la boca el chorro de tu risa,
subes en oleadas  por mi piel.

No puedo defenderme del calor de tus manos,
ni de tu boca triste, ni de tu claridad.

Te siento como un hierro candente en el costado.

Estás entre mis libros, mis antiguos papeles,
la música que amo, en mi viejo reloj.

Te  bebes mis palabras
y todo lo que escribo te transparenta a ti.

Esta noche te siento subir por mi silencio
y siento que ya nada me queda por hablar.

No quiero que me envuelvas, pero tal vez lo quiero.
Tal vez ya no se cómo vivir sin ti.

Estás en mí, esta noche, y ya no me defiendo:
arrásame la vida y déjame morir

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