La última noche


Fue, la última noche que pasé contigo, cuando me di cuenta de que Tú me recordabas a mí misma..., como si fuera un extraño juego Hide espejos en el que se entremezclan realidad, recuerdos, deseos, evocación...
Fue en mi casa. No sé que excusas utilizaste para lograr escaparte hasta el día siguiente... Cuando se daban esas ocasiones, yo no perdía el tiempo preguntando de qué modo había conseguido el privilegio de dormir fuera sin despertar sospechas...
Follamos varias veces, una tras otra... Tú poseído por una especie de fiebre que te llevaba a hundirte lentamente y sin remedio en mi... Yo que te sorbía, te chupaba, te besaba y te succionaba hacia mi fondo...
Tú me chupeteabas, también, como a un caramelo agridulce del que no querías desprenderte..., lamiendo en Mi tus propias heridas...
Dejé abiertas las puertas del armario, porque el espejo del interior reflejaba lo que sucedía en la cama... Y jugaba a mirarme de vez en cuando, a contemplarme sobre él o debajo de él...
Aquel reflejo de los dos cuerpos entrelazados, unidos, como si fuéramos un extraño animal, me excitaba cada vez más... El duplicado de nuestros cuerpos era brillante, claro, transparente...
Habíamos encendido unas cuantas velas y la imagen de la luna parecía un cuadro recubierto por una capa de tiempo... Y, a su abrigo, caímos en un sueño de pasión...

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