Regla de Oro


Es mejor no desayunar en casa con polvos de una sola noche si sabes que no quieres volver a quedar con ellos. Aunque a ti pueda parecerte lo contrario, prepararle café y tostadas a una persona a la que no tienes intención de volver a ver es un acto extremadamente cruel..., porque da falsas esperanzas.
En cambio, invitar a tu polvo a desayunar en la cafetería de la esquina es una idea EXCELENTE. Con mucha elegancia, lo estamos echando de nuestra casa. Un desayuno de treinta minutos es más que bastante. Luego sonríes, le das un abrazo y desapareces.
A lo mejor, o a lo peor, no lo sé, mi actitud te parece borde pero, créeme, en el fondo soy una romántica y me encanta desayunar acompañada de hombres, para mi, únicos.
Así que, no lo dudes, si te traigo un capuccino a la cama, estoy rendida a tus pies. Si te compro un capuccino en la máquina de la cafeteria de la gasolinera de la esquina, no volveré a ver tus pies en mi vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario